TONGHAI

 

 

 AGOSTO 2010

 

Nuevas inmersiones y actualización de información sobre el nombre del barco...

 

" Después de mucho buscar y gracias a Jon Coyne conseguimos una foto original del Tonghai y así aclarar también su verdadero nombre: TONGHAI!!

 

 

EXPLORACIONES 2004 Y 2005

     Está claro que algunos soñamos mucho y perseguimos tales sueños con afán e ilusión impropios de nuestro tiempo, tan enemigo de filantropías. Y lo pagamos con sudor, tal como decía la ínclita profesora de baile de aquella famosa serie de televisión. De tal forma que aquel buque mercante hundido en las proximidades de cabo Prioriño, conocido desde hace tiempo por el nombre de Tongay, nos atrajo hasta sus restos sumergidos a 65 metros de profundidad, para concluir que con toda probabilidad se trata del mercante sueco Thangoy, hundido en 1953.

     El 5 de noviembre de 1953, el buque inglés Eleso abordó al buque sueco Thangoy. Recogida la tripulación a bordo del Eleso, el Thangoy queda al garete con mucha mar. Localizado por el remolcador francés Abeille con base en Brest, llega a tiempo de darle remolque y avisar a Ferrol para llevarlo hasta Bazán. De madrugada, tanto empeora el tiempo que a dos millas de Prior falta el remolque y el Thangoy queda atravesado, hundiéndose poco después (Hixinio Puentes Novo. Os naufragios da Galicia Norte. 2003).


     En la misma zona, según dicho autor, además de algunas embarcaciones pesqueras y de recreo, se encuentran los restos del buque austríaco Clara Camus, hundido en 1913. La proximidad de ambos naufragios y la falta de más documentación, unidas al hecho de contar con la información suministrada por la carta marina, que indicaba la situación de dos restos sumergidos a menos de media milla de distancia el uno del otro, complican la cuestión de saber cual es en realidad el pecio cuya posición conocemos. Aún cuando José Manuel Silva ya lo conocía, en el verano de 2004 decidimos hacer una primera visita al Thangoy para volver posteriormente en Julio de 2005, con intención de dedicarle una exploración más exhaustiva y filmar sus restos. El equipo compuesto por José Manuel Silva, Unai Artaloitia y Juan Montero disponemos todos los elementos necesarios para la faena: embarcación, material y gases. Cubrimos el trayecto que desde el muelle de Oza nos llevará a los restos situados a un par de millas al oeste de Prioriño, en la semirrígida 7,5 de José Manuel. Para las inmersiones utilizaremos bibotellas de 15 y 18 litros, según el caso, cargadas con mezclas Trimix, que oscilan desde 17/46 en la primera inmersión hasta 18/44 en la última, considerando los factores de narcosis equivalente (PEN) elegida, las presiones parciales del oxigeno y los sucesivos rellenados aprovechando el remanente de gas. Mezclas nitrox 50 y 60 aportaron el gas utilizado para las cotas inferiores a los 20 metros y descompresión contenido en botellas de 10 litros y portado por los buceadores. Los perfiles de las inmersiones (Run Time), elaborados mediante “Decoplaner” fueron similares para todos.
 

     El video, a cargo de Silva, consta de 40 minutos de filmación, correspondientes en su totalidad a la máquina, por ser la estructura más intacta y espectacular que se nos ofreció, una vez examinado el pecio. Las dos máquinas principales consisten en una impresionante mole que se yergue solitaria y al descubierto, desaparecidas las partes del casco y estructuras que la delimitaban y que yacen desmoronadas a su alededor. Su aspecto, para hacerse una idea, presenta forma de cubeta abierta por dos de sus extremos, con la base ancha y de unos cinco metros de altura y diez de largo, con la misma distribución en cada parte. Son perfectamente visibles las enormes bielas de los motores diesel, así como todos sus componentes. También se aprecian los restos de lo que fue un pequeño pasillo que recorría la parte alta de la estructura. Todo esta cubierto por un conjunto de relojes, manómetros y medidores diversos, entre los que destacan los dos telégrafos de órdenes, uno para cada máquina. En las caras externas de los dos grandes bloques que conforman la máquina se puede ver un gran depósito y un motor auxiliar de explosión, que exhibe como si fueran costillas los balancines de las válvulas.
 

     En la parte más elevada se ha instalado una abundante y colorida vida sésil, compuesta por abigarradas colonias de briozoos y corinactis. Bandos de fanecas ocupan el territorio aquí y allá y algún que otro abadejo de gran tamaño hace acto de presencia. Pero lo más espectacular es la gran cantidad de congrios de todos los tamaños que pueblan las oquedades del gran bloque que forma la máquina. De vez en cuando alguno abandona su agujero y nos permite ver sus dimensiones.
El pecio se encuentra muy desvencijado y no presenta una forma coherente. No es posible adivinar su aspecto original, pero sí deducir que se trata de un barco relativamente moderno, o lo que es lo mismo, que efectivamente debe tratarse del Thangoy hundido en 1953. Dá la impresión de estar desparramado a lo largo de una gran linea. No hay partes del casco que destaquen especialmente, excepto en la proa, donde tumbado sobre la arena yace un gran mástil de carga. Toneladas de hierros retorcidos y tuberías, cableado, volantes, válvulas enormes, paneles, vigas y entradas casi impracticables a lo que pudieran ser bodegas. Dos grandes ejes se dirigen a lo largo de ambas bandas desde los motores hasta la popa, adonde no llegamos por falta de tiempo. Escaleras, fusibles de gran tamaño maquinaria y equipo mecánico diverso, piezas metálicas informes y un sinfín de cachivaches insdescriptibles. Todo ello dibuja el paisaje que nos ofrece el Thangoy en su oscuro yacimiento submarino.
 

     El mes de julio durante el cual efectuamos las salidas se presentó con un tiempo caluroso, despejado y soleado. Tuvimos de forma constante vientos del norte con intensidad variable y marejadas con olas de dos metros. Todo ello contribuye a que esa media hora de posicionamiento, fondeo y equipamiento se haga especialmente desagradable. Y no digamos para el que se queda en la embarcación a la espera durante hora y cuarto, como es el caso de Marcelo, cuyo papel fue insustituible a bordo (como en tantas ocasiones) y a quien desde estas líneas enviamos un afectuoso saludo.

 

JUAN MONTERO


FOTOS 2004-2005


 

 

 

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