BLAS DE LEZO

 

 AÑO 2005

 

           Hacía varios años que el proyecto de explorar el Blas de Lezo estaba en marcha, sin embargo siempre  por un motivo u otro había quedado aplazado. Este año parecía que todo estaba a favor para poder disponer de una semana para encontrar y explorar el pecio. Para ello nos desplazamos a Fisterra un equipo de tres buceadores, José Manuel Silva, Juan Montero y Unai Artaloitia.

           Nuestro objetivo era poder realizar al menos seis o siete inmersiones en el pecio a lo largo de esa semana, filmar imágenes del mismo, comprobar su estado y situar su orientación en el fondo. A pesar de disponer de su situación por GPS y las marcas de tierra, encontrar el pecio no resulta tarea fácil. Oculto en un fondo rocoso entre dos grandes piedras, en una amplia zona de grandes paredes submarinas, resulta muy difícil reconocerlo en la sonda. El mar, como no podía ser de otra manera, se levanta, el viento sopla fuerte del nordeste, contratiempos de última hora…empezamos bien!!

           Durante dos días saltamos sobre las olas navegando sobre una amplia zona formada por el triangulo cabo Fisterra-marcas-Puerto de Corcubión. Idas y venidas, vueltas y vueltas sobre las marcas. Arrebatamos de su barco al buen amigo Olegario, pescador profesional, para que nos ayude. Contraste de coordenadas en los tres GPS, consulta de planos, discusiones, más idas y más vueltas, ojos que vigilan continuamente la sonda, tensión….

          Tras pasar de nuevo varias horas rastreando la zona largamos tres boyas en tres puntos distintos. A un fondo de 75m. decidímos hacer inmersiones en solitario en cada una de ellas para no desperdiciar gas en inmersiones infructuosas hasta encontrar el pecio.

          Espera ansiosa de los que se quedan a bordo y caras de tristeza cuando el que emerge esboza un gesto negativo. El muerto con sus 100m. de cabo es izado y vuelto a largar. Me toca confirmar la tercera boya, mar rizada y fuerte corriente en los primeros doce metros con agua turbia. Desciendo a través de un verde opaco lleno de partículas que paulatinamente se vuelve más oscuro. De pronto una oscuridad más intensa lo domina todo y a 75m de profundidad toco el casco. Bien!! Visibilidad reducida en medio de un laberinto de formas de hierro. Asegurar el fondeo, soltar el globo para avisar a los de arriba y a superficie.  La exploración puede comenzar!!!

         Para efectuar las inmersiones utilizamos mezclas ternarias con base de helio como gas de fondo y mezclas binarias hiperoxigenadas como gas descompresivo y de viaje. Las mezclas Trimíx oscilaron desde 14/50 en las primeras inmersiones hasta 16/47 en las siguientes, todas ellas calculadas para una profundidad entre 75 y 80m., considerando los factores de presión equivalente de narcosis elegida (PEN) de unos 30m, las presiones parciales del oxígeno y las sucesivas recargas aprovechando el remanente de gas. Seis bibotellas de 18, 15 y 12 litros fueron las enargadas de portar dichas mezclas. Todo el proceso de llenado, rellenado, trasvase, manipulación, análisis etc. Supuso una ardua labor para José Manuel Silva, que merece un capítulo aparte. Pudimos contar además, con la colaboración del grupo de Protección Civil de Fisterra, que nos prestó un pequeño compresor. Mezclas Nitrox 40/60, 50/50, 80/20 y oxígeno 100% fueron los gases utilizados para las cotas inferiores a los 20-25 metros así como para la descompresión. Todo ello contenido en botellas de 12, 10 y 7 litros y portado por los buceadores, dejando además botellas de emergencia suspendidas en la cota de los 6metros.

          Los perfiles de las inmersiones mantuvieron un rango de homogeneidad para todos los componentes del grupo, si bien fueron elaboradas individualmente según las tablas o modelos preferidos por cada uno. Los tiempos de fondo oscilaron entre los 20 y los 25 minutos según el día. Se precisaron las tareas a realizar por cada miembro del equipo: uno extendería el hilo guía, otro se encargaría de centrar la exploración en las piezas o partes más interesantes del recorrido y, finalmente, otro se encargaría de la filmación.

           Verdaderamente, 20 ó 25 minutos en un pecio de estas características no es mucho tiempo, por lo que la necesidad de aprovecharlo obliga a moverse con diligencia. Cuando llegamos al fondo y divisamos la silueta del barco te das cuenta de la envergadura que tiene. Instalamos una baliza en el cabo y nos introducimos en el oscuro laberinto de metal. Los dos focos de 150W de la cámara de video nos ayudan. Cada uno a lo suyo, el ambiente es opresivo y claustrofóbico, las referencias nulas….Nos llevó dos o tres inmersiones conseguir situarnos en qué parte del barco estábamos buceando, ya que la cubierta superior del mismo está hundida sobre la inferior y resulta difícil situarse así y añadiendo visibilidad reducida en un barco de 140m de eslora. Ayudados de unos planos que teníamos del mismo, fuímos identificando (una vez en tierra), todo aquello que íbamos viendo, cañones antiaéreos de 47mm, baterías de tubos lanzatorpedos, calderas…..estábamos próximos a la zona de popa.

             Según eso, si seguíamos navegando hacia la popa debíamos encontrarnos con dos cañones de 152mm, uno a babor y otro a estribor. Afanados en las tareas, llegamos a perder en ocasiones el contacto visual, pero mantenernos en las posiciones y tareas prefijadas y los tramos de hilo guía instalados en cada nueva inmersión nos aseguraba la vuelta al cabo de descompresión.

              Por fín llegamos a la popa, y efectivamente allí estaban ambos cañones de 152mm, tumbados sobre su costado  y fuera de su eje, quizás debido al impacto contra el fondo cuando se hundió, el de babor apuntando con su cañón hacia popa y el de estribor hacia proa. Un poco más allá termina la popa en la que se encuentra otro cañón más de 152mm apuntando en diagonal  hacia la superficie del mar, y bajando por el codaste pudimos llegar a las cuatro grandes hélices que están asentadas en las rocas.  La popa del barco está orientada hacia el sur y la proa hacia el norte enfilando el cabo Finisterre.

            En los días posteriores y una vez perfectamente situados nos dedicamos a ir instalando hilo guía y avanzando en dirección a la proa. A medida  que lo hacemos, aumenta la profundidad (cerca de los 80m) y la visibilidad, pasamos la zona de calderas, hornos, partes del mastelero, tuberías, válvulas, incluso un aseo y algo de vajilla y botellas de vino en un camarote de oficiales (identificado en el plano). El casco parece resistir bien, rodeando como si de una cerca se tratara el gigantesco bazar que antes fue aguerrido crucero de batalla.

            Examinando y valorando lo explorado, aproximadamente una tercera parte del barco, se puede concluir con toda probabilidad que el resto del barco, puente y sección de proa está en la cota de los 80-85 metros. Por consiguiente, la aventura no ha hecho más que comenzar….

 

Texto: Juan Montero y José Manuel Silva

 

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