BLAS DE LEZO-
EXPEDICION 2006.
BALANCE FINAL
Al grupo que en 2005 comenzamos de forma sistemática la
exploración de este pecio, Jose Manuel Silva (Buceotek), Unai
Artaloitia(buceo Profundo Bermeo) y Juan Montero (Club del Mar de San
Amaro), hemos de sumarle en esta ocasión a Alexis Macía (Buceo Islas Cies
Vigo).
Dispusimos en Agosto del 2006 con la colaboración del
centro de buceo Finisterre y su embarcación, una semirrigida de 7,60m.
para acometer un mes de inmersiones en el pecio.
La utilización de equipos de circuito cerrado (CCR, INSPIRATION, VISION Y
EVOLUTION) ha permitido acometer este tipo de inmersiones y realizar un
total de cerca de treinta inmersiones con tiempos de permanencia en el
fondo de entre 30 y 35 minutos, y descompresiones sensiblemente inferiores
a las que correspondería con circuito abierto, alcanzándose en esta fase
de la exploración una profundidad casi constante de 78 metros, con puntas
en la zona de proa de 80 metros y la obtención de más imágenes submarinas
a cargo de Jose Manuel Silva, con las que se completa el documento grafico
y conocimiento de los restos.
Considerando el rango de las inmersiones los CCR se
equiparon con mezclas respiratorias en las que el helio sustituyó al
nitrógeno como gas inerte. Se utilizó Heliox 15/85 durante la primera
semana de inmersiones y se pasó después a un Trimix 16/70. La considerable
duración de las inmersiones, con tiempos de ascenso y descompresión de más
de 100 minutos hace necesario tener en cuenta procedimientos de
emergencia, redundancias y reservas suficientes de gas respirable en
circuito abierto (bail out). Precisamente como reserva, cada buzo portaba
además de su CCR dos botellas de 10 a 12 litros de capacidad, cargadas con
la misma mezcla de fondo contenida como diluyente en el CCR y una mezcla
híperoxigenada Nitrox 50/50.
Por lo demás, todo se repasa, se revisa y/o se duplica, nada
se deja a la improvisación. A pesar de ello siempre surge alguna
incidencia, averia, perdida, rotura o inundación , cebándose en esta
ocasión en los equipos de iluminación que sufrieron más de una inundación.
Contrariamente a lo que la exploración de popa el
pasado año había dado a suponer, el barco no se encuentra tan entero como
se pensaba. Es precisamente esta parte la más integra, ya que desde la
mitad más o menos, el pecio está más desmantelado. En la popa el casco se
mantiene más intacto. Son visibles las hélices (llevaba cuatro), alguna en
perfecto estado, con sus gruesos ejes y los arbotantes que le sirven de
sostén contra el casco. Tres potentes cañones Vickers de 152mm en buen
estado aunque caídos de sus posiciones originales son visibles en esta
zona, como asimismo algún montaje de cañón antiaéreo de 47mm.
Navegando por el costado de babor hacia la proa nos
damos cuenta de que todo lo que es la cubierta superior se ha desplazado
hacia dicho costado (babor) al abrirse la “V” del casco por efecto del
paso del tiempo y el impacto contra el fondo suponemos. Es curioso ver
como dicha cubierta permanece en el costado de babor del barco y ha dejado
al descubierto todo lo que es el interior del mismo, maquinas, turbinas,
calderas y todos sus elementos, algo así como una gran falla longitudinal,
con corrimiento de los materiales a ambos lados que deja al descubierto en
amplias zonas su parte interna. Todo ello permite contemplar sus grandes
calderas, con todos sus elementos mientras se navega sobre su crujía en
dirección a la proa.
Al llegar al lugar donde debiera estar situado el
puente encontramos una amplia zona de materiales desperdigados, aquí
aparece el casco fracturado, quizás con el impacto contra el fondo y el
propio peso de las estructuras y las piezas de artilleria de 152mm
contribuyó a hundir todo el conjunto. En esta parte encontramos lo que
probablemente son los restos del puente, la torre de combate que iba
posicionada delante del mismo y el cañón de proa de 152 dado la vuelta y
caido sobre la arena.
La profundidad sigue aumentando a medida que seguimos
avanzando hacia la proa, desde los 70m a los que se encuentra la zona más
alta de popa , hasta los 78m sobre los que se desperdigan los restos de la
zona del puente. En esta zona, sobre una gruesa tubería sobresaliente,
convergen varios itinerarios formados por los hilos-guia que en sucesivas
inmersiones hemos ido tendiendo para la exploración del pecio. Un hilo nos
conduce hasta el mismo mástil de la proa, que permanece intacto. Partiendo
desde el “cruce de caminos” y siguiendo este hilo atravesamos una sección
que se eleva muy poco de la arena, llena de restos desperdigados. Aquí,
sin hilo guía es fácil perder de vista el resto del barco. Navegando sobre
esta especie de “tierra de nadie” de repente nos topamos con una
estructura enorme , elevada como un promontorio sobre una planicie de
arena, es la proa, que por su mayor consistencia ha resistido casi
intacta. Muy afilada, se observan en ella las gruesas cadenas que parten
de los molinetes de levar anclas sosteniéndose aún en la amura de babor
una gran ancla. El ordenador marca 80metros, miro los datos de gestión del
rebreather y todo está correcto, tan solo dá un poco de vértigo ver el
tiempo de descompresión que vamos a tener que hacer…. echamos un vistazo
al interior de la proa donde son visibles los retretes de la marinería y
la zona de la cubierta que todavía conserva la madera original.
El Lezo se encuentra derecho, sobre un plano inclinado
de popa a proa. La primera encajada entre grandes rocas y la segunda ya
asentada sobre arena. La sección posterior es la mejor conservada y con
estructuras más compactas. La impresión general es que al caer al fondo el
buque se encajó sobre el terreno irregular plegándose al mismo, por lo que
las partes más débiles sufrieron más las consecuencias del fuerte impacto
y los forzados pliegues.
Pese al tiempo transcurrido y el mal trato al que el
océano Atlántico somete a los restos sumergidos en nuestras latitudes, el
Lezo sigue mostrando un aspecto imponente. En los días de gran visibilidad
mantenerse en flotabilidad neutra unos metros por encima de su cota para
tomar perspectiva visual y observarlo era una imagen realmente
impresionante, y esperamos que nos depare todavía muchas inmersiones. En
esta ocasión, a diferencia del pasado año, la visibilidad era más que
aceptable y ello contribuye aún más si cabe a “engancharse” a este hermoso
pecio, donde planear buceos es siempre una autentica aventura.
Texto: Juan Montero y José Manuel Silva |