Cabecera Dom Pedro

De la expedición 2018 y el Dom Pedro

Introducción

En esta web se han ido reflejando periódicamente los resultados de las expediciones, a medida que cada año se obtenía algún nuevo resultado o se aportaban datos nuevos sobre lo ya existente. Un motivo que hace saltar por los aires el orden cronológico de la narración, es que un objetivo se abandone o se descarte para reaparecer o ser recuperado –casualmente o no—mucho más adelante. Este es el caso del Dom Pedro. Después de más de doce años desde la primera crónica sobre él, ha reaparecido para completar –aunque no para protagonizar—la expedición del año 2018.

Croquis Dom Pedro

Dom Pedro

Las características e historia de ese barco, ya han sido expuestas sobradamente con anterioridad, así como la obra de Campos Calvo Sotelo, que para nosotros sigue siendo un clásico en la historia marítima sobre este vapor1. A manera de resumen, se puede decir que la novedad reside en la sección de proa, desde la máquina. Una parte del barco quizá más bella e interesante, en cuanto a su ambiente y fauna. A partir de los grandes amontonamientos próximos a la mole del motor y los restos del puente, el barco continúa siendo esa superficie semienterrada, descrita en la primera crónica y bien delimitada por visibles tramos de su borda. Hasta llegar a la proa, que esconde las anclas entre sus desmantelados restos y casi roza la roca de un promontorio submarino; es de gran interés contemplar los numerosos restos de carga (como los enormes botelleros). Los pescantes parecen agudos y tétricos anzuelos, oxidados y retorcidos. Exhibiendo grandes costillares abiertos, es posible navegar observando los grandes elementos, como molinetes, algún motor auxiliar, engranajes y anclas de respeto (otras dos próximas a proa). Con buena luz, siempre se disfruta de una interesante y hermosa inmersión, navegando hacia el horizonte que forma la mole de la máquina, elevada en el horizonte de travesaños, vigas y cuadernas (algunas conservan bien su estructura).

Una historia de tesoros y conflictos judiciales

Pienso que en los pecios hay tres historias: pasada, presente y futura. No en todos las tres pueden ser de la misma trascendencia o resultar igual de interesantes. Depende también el punto de vista y el carácter de la investigación. Por historia pasada se entiende aquella anterior al hundimiento. Al tratarse de barcos hundidos, desde nuestro punto de vista y en términos generales, la historia protagonista –aunque no sea la más importante—es tanto la del presente como la futura. Es decir, tanto la que se relaciona con la aparición, conocimiento y estado del pecio; como la que se genera posteriormente, vinculada a los acontecimientos y desarrollos, que a lo largo del tiempo se producen relacionados directamente con ese pecio.

A título anecdótico, entre tantas cosas de interés sobre el Dom Pedro, una de ellas es la polémica respecto al origen francés o uruguayo de Carlos Gardel y su llegada a Montevideo a finales del siglo XIX, precisamente en el Dom Pedro, siendo todavía un niño acompañado de su madre Berthe Gardes2.

Mayor interés reside, a mi juicio, en la "historia futura” surgida a raíz de convertirse este barco en un "náufrago de antaño”3. Como ocasionalmente sucede, el mito y la leyenda acompañan a este yacimiento submarino, sobre el que flotan rumores de oro perdido. Y es el caso que en el año anterior a nuestra primera visita, tres buzos británicos habían sido acusados de expoliar el pecio en busca de tesoros. Los tres (Peter Devlin, Malcom Cubin y Steve Russ) habían sido acusados de saqueo en 2002. Siete años después aceptaron la imposición de una multa de 1.000 Euros cada uno, más otros 2.500 Euros –para cada uno también—en concepto de costas. Los buzos se encontraban en España formando parte de un equipo de trabajos submarinos4, con objeto de recuperar lingotes de estaño provenientes de otro naufragio: el del Friesland. Todo ello al amparo de un "contrato de extracción marítima de 30 de mayo de 2002 suscrito con la Comandancia Militar de Marina de Villagarcía de Arosa”5 . Según el fiscal, se habrían desviado de su labor, para saquear el Dom Pedro. Cuando fueron detenidos se les intervinieron diversos objetos supuestamente extraídos del fondo marino, tales como piedras de afilar, porcelana rota, azulejos, algunas botellas (cuatro, según documentación de hemeroteca de 21 de junio de 2002) y un lingote de estaño6. Esto último es sumamente interesante y todavía no estamos en condiciones de aclararlo completamente. Los buzos ingleses buscaban estaño en el Friesland, así que bien pudiera tratarse de un lingote procedente de este barco. Estaño en el Dom Pedro parece más dudoso, pero al desconocer –de momento—su manifiesto de carga, no se puede afirmar completamente. Por otra parte, al no haber podido localizar el Friesland, estamos a ciegas respecto al estaño. Dice el juzgado que "tras buscar infructuosamente el pecio del Friesland”, en una nueva ubicación, buscaron y encontraron el pecio del Dom Pedro.

¿Quiere decir lo anterior, que Peter Devlin, un ex buzo de la Armada británica, a sus 51 años, invirtió 100.000 Libras esterlinas para llevar a cabo ese trabajo, sin conocer a ciencia cierta la posición del Friesland? Esto parece dudoso, sobre todo cuando él mismo reconoce posteriormente poseer un ojo de buey procedente de dicho barco7. El juzgador de instancia señala el "valor arqueológico" del pecio y, siguiendo el relato de hechos probados, que el mismo "contenía objetos de valor entre los que se encontraban piezas de oro y joyería”8. Desconocemos si entre la documentación comprobada existe un listado de la carga, del consignatario, compañía de seguros, etc.; o se basa en el informe elaborado por la Guardia Civil. Para zanjar sus cuestiones con la Justicia española, los tres aceptaron declararse culpables y las multas derivadas del trato con la fiscalía9. Por un delito de hurto (estimado oficialmente en unos 400 Euros) y otro de daños al patrimonio histórico (estimado en otros 400), los tres enfrentaron penas de prisión (6 meses que, en estos casos, no hubieron de cumplir) y las correspondientes multas. Así como una indemnización a la Xunta de Galicia de 2.000 Euros10

Anclas del Dom Pedro
Fotograma que muestra las anclas del Dom Pedro. Visiona todos los vídeos del pecio.

Al mismo tiempo que se condenaba el comportamiento de los encausados, el Juez juzgador fijaba la indemnización citada, con la condición de que "se destinará a realizar un examen del pecio”11. A día de hoy, desconocemos que se haya llevado a cabo tal examen, para el cual se destinaban los 2.000 Euros. Pero todo apunta a que el Dom Pedro sigue siendo otra reseña de tantas, en el catálogo de pecios de nuestras costas. Siendo los antecedentes y "examen” actuales los ya conocidos. Otra cuestión: el arqueólogo Miguel San Claudio12 indica en el epígrafe destinado a este barco, que habría sido objeto de desguace. Particularmente, de la observación de su estado y piezas, parece dudoso que se haya llevado a cabo acción alguna de importancia sobre él, en este sentido.

Hoy las cosas parecen haber cambiado un poco. Tanto los recelos de los pescadores, como las leyendas sobre tesoros, parecen haberse suavizado. En la actualidad, parecen darse nuevas y más sensatas perspectivas, relacionadas con este patrimonio sumergido. Pero en agosto de 2003 el momento elegido por nuestro grupo para llevar a cabo una inmersión en el Dom Pedro fue, como suele decirse, el menos oportuno. Poco más de un año después del affaire de los ingleses, nos presentamos nosotros en Aguiño... para bucear en el barco del tesoro… y levantar sospechas. A pesar de que Silva había conversado en semanas anteriores con autoridades del GEAS, respecto a esta inmersión, filmaciones, etc.; el hecho que hubimos de asumir es que al regresar al embarcadero de Aguiño, el barco y nuestras pertenencias fueron objeto de registro, cediendo a mayores y con ánimo de colaborar, la filmación (la tarjeta de memoria) efectuada en el fondo marino13

Devlin y sus compañeros defendieron su "inocencia” básicamente a través de los medios de comunicación británicos, en el sentido de que no consideraban que hubieran hecho "nada malo”. Hablando a través de Fair Trials International (una ONG británica), admitían sentirse decepcionados por haber tenido que admitir su culpabilidad, solamente para poner fin a siete años de conflicto con la justicia española. Para ellos, la razón de fondo no era sino una especie de "síndrome de Drake”, subyacente en el comportamiento tanto de viejos pescadores, como de las autoridades.

En el caso del Dom Pedro, da la impresión que el mito cuajó por completo en el ámbito oficial de la Administración. El supuesto oro o tesoro del Dom Pedro, a día de hoy y a tenor de los hechos, solo reside en el imaginario de algunos poderes públicos. El asunto de los buzos ingleses sancionados por cazatesoros expoliadores, teniendo por evidencias azulejos y botellas, o el registro de nuestro barco, esperado por una patrulla de la Guardia Civil en el puerto de Aguiño; demuestran la fuerza del mito. En este caso, en torno a unos restos que no tienen nada especial que les diferencie de tantos otros (de su misma época), se ha tejido una historia de oro y botín, que cabe preguntarse por su quantum de artificiosidad y si ésta no servirá solamente para justificar un exceso de celo. Probablemente será muy difícil saber si había algún otro motivo poderoso, que hubiera movido a los británicos a embarcarse en tan complicada empresa. Hoy por hoy, a pesar de contar con indicios del paradero actual de los supervivientes de aquel grupo y cierta fuente de contacto; la posibilidad de una entrevista con los protagonistas no puede ni podrá ser confirmada en un futuro próximo. De momento y para terminar, dejaremos la cita final para Peter Devlin: "Hicimos nuestra investigación y no había nada de valor en eso. No hay nada por lo que arriesgar tu vida. Y esas aguas son muy engañosas, profundas y no para los débiles de corazón.”14 Pero la conclusión final, la dejaremos para mí: Debieron mantener las manos quietas.

Juan Montero Fernández

Noviembre de 2018.

Bibliografía y fuentes consultadas

(1) CAMPOS CALVO-SOTELO, Juan: Náufragos de antaño, Editorial Juventud, Barcelona, 2002

(2) Alguna de la bibliografía sobre Gardel y su verdadero origen:

  • RUFFIÉ DE SAINT BLANCAT, Monique; GALOPA, Georges y ESTEBAN, Juan Carlos: Carlos Gardel, sus antecedentes franceses, Corregidor, 2006
  • BARSKY, Osvaldo; BARSKY, Julián (2004). Gardel, la biografía. Buenos Aires: Taurus.
  • BAYARDO, Nelson: Carlos Gardel, a la luz de la historia Montevideo (Uruguay): Aguilar, 2000.
  • OSTUNI, Ricardo. Repatriación de Gardel. Buenos Aires: Corregidor.
  • RÍOS, Carlos; y Javier PENELAS: José Razzano, de la sombra al protagonismo. Buenos Aires: AqL, 2010.

(3) CAMPOS CALVO-SOTELO, Juan: Náufragos… Op. Cit.

(4) La empresa Force 9 Salvage, con sede en Falmouth

(5) Hecho probado de la Sentencia número 86/09, de 24 de marzo de 2009, del Juzgado de lo Penal número 2 de Santiago de Compostela (Juicio Oral número 206/2008, procedente del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nª 1 de Ribeira)

(6) La Voz de Galicia, el 25 de marzo de 2009.

(7) The Guardian, 29 de marzo de 2009

(8) Sentencia número 86/09, de 24 de marzo de 2009… Op. Cit.

(9) www.nuestromar.org (noticias/defensa y seguridad) 24 de marzo de 2009: Los buzos habrían aceptado el trato de la fiscalía, asesorados por sus abogados defensores, asumiendo la multa y las costas, debido al gran riesgo de que pudieran perder y afrontar penas de hasta seis años de prisión.

(10) Sentencia número 86/09… Op. Cit.

(11) Ibidem

(12) SAN CLAUDIO SANTA CRUZ, Miguel: Tesouros asolagados, Edicións Lea, Santiago, 1997

(13) Sobre este tema, en la web www.solopecios.com, ver fotos y documentos del Dom Pedro, donde se expone el escrito dirigido a la Xunta de Galicia

(14) The Guardian… Op. Cit.


DOM PEDRO VIDEO CROQUIS

 

 

ATRÁS

INICIO